Candelaria. Tres días sin luz por 15 horas o menos horas, crónicas bajadas de tensión que "revientan" electrodomésticos, cableado viejo, desnudo, en postes de palo en un 50% de la localidad que no soporta la exigencia de mayor consumo en los barrios periféricos,  y otro 50% que la "Santa EBY" desplegó hacia el centro. Colgados que son pudientes y colgados que son pobres pero mal acostumbrados. ¿Qué pasó en la Capital Histórica con los cortes de luz?  

Luego de la tormenta donde las ráfagas de viento golpearon los tendidos públicos, Candelaria se quedó sin energía eléctrica. Ocurrieron dos cortes simultáneos que fueron difíciles de encontrar para las cuadrillas de EMSA. Según pudo averiguar El Vecinal estaban ocultos tras las ramas de arboledas. 

Hace quince días el distrito candelariense cambió de jefe. Cuentan que el anterior responsable era un profesional que No vivía en la localidad, solamente iba a la oficina hasta el mediodía y No recorría las calles por lo que No conocía la realidad de lo que tenía que gerenciar. 

Son 10 kilómetros de tendido los que se vieron afectados. Al personal le costó hallar las fallas. Cables cortados que "a simple vista no se veían". Hubo que recorrer la linea completa, en medio de la noche y con lluvia. La linea que quedó sin tensión durante el jueves y el viernes es nueva porque forma parte del nuevo circuito eléctrico edificado por Yacyreta, con postes de cemento y compacto. Esa obra se entregó al municipio en el 2015 y mejoró significativamente la infraestructura energética. 

El jueves en forma paralela acontecieron los desperfectos en Belgrano y Sáenz Peña; y en Sáenz Peña y Montoya. 

No solo la luz sino el agua potable se problematiza. Son pocos los sitios que tienen la posibilidad de aguantar por modo propio largas horas sin luz porque tienen grupos electrógenos. Un supermercado mayorista, la YPF, el Hospital. En el caso de la Cooperativa COSCAL No cuenta con grupo electrógeno capaz de sostener un abastecimiento mínimo de agua. Muchos domicilios de Candelaria No tienen tanques ni cisternas para reserva de agua. 

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Las transportadoras de energía están próximas a aumentar el valor del servicio desde las centrales de producción a lo núcleos de distribución en las cabeceras de cada localidad del país, lo que redundará en un sucedáneo incremento de la tarifa a los usuarios domiciliarios, comerciales e industriales. 

Las tarifas finales que abonan los usuarios se componen de cuatro elementos: el costo de la energía, el transporte, la distribución y los impuestos (nacionales, provinciales y municipales). Mientras que los subsidios estatales se aplican exclusivamente al costo de la energía, pero el transporte y la distribución no reciben subvenciones. Además, cada hogar accede o no a descuentos según su clasificación en la segmentación de subsidios: N1 para ingresos altos, N2 para ingresos bajos y N3 para ingresos medios. La secretaria de Energía, María Tettamanti, establece que los incrementos en las remuneraciones destinadas a transportistas y distribuidoras deberán mantenerse por debajo del 10% anual para los usuarios finales.

La suba del costo energético en el gobierno de Javier Milei alcanzó el 600% y es uno de los precios de la economía que impactó en la capacidad de pago las familias. Casi el 50% de los ingresos se va en el pago de servicios como la electricidad, el agua, telecomunicaciones y otros. 

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En Misiones los tarifazos de EMSA no se hicieron esperar por debajo de la puerta. El golpe al bolsillo es tan fuerte que el Gobernador Hugo Passalacqua solamente atinó a ofrecer a la población el pago en cuatro veces, con el esquema de un anticipo del 40% y tres cuotas con una tasa de interés activa del 10% anual. Casi lo mismo que nada porque No resuelve el problema de morosidad sino que lo agrava. 

Un cliente domiciliario de EMSA paga todos los meses entre 60 y 120 mil pesos de luz. Eso equivale de 740 mil a 1 millón 340 mil pesos anuales. 

La atención al cliente, en sus diversas necesidades paso al modo virtual en parte, como la entrega de boletas por correo electrónico o mensajería pero aún es indispensable que los empleados de la empresa eléctrica realicen la labor personalizada. Sobre todo a los ancianos.

EMSA es una empresa cuyo formato nacido en la moda privatizadora del decenio de los 90, inauguró una modalidad sutilmente enojosa: el cliente al servicio de la empresa privada. La electricidad en la vida moderna es ineludible porque los artefactos hogareños así lo predisponen. La dependencia de los 220 voltios no se puede evitar. El cliente es un eterno sospechoso, un deudor con la espada de Damócles en la cabeza. 

El IVA que aplica EMSA a la luz es del 27%, porcentaje del cual reabsorbe ingresos al fisco provincial vía la coparticipación federal. 

Además está el costo del alumbrado público que se adiciona a cada boleta domiciliaria, cuya recaudación amortigua el 30% de colgados que se calcula existen en Garupá. Es decir que todos los que pagan lo que indica el medidor, también pagan no solamente la luz de la calle sino los consumos hurtados. 

Virginia Kukla, la presidente de la empresa, expreso que los días de máxima demanda, son necesarios unos 570 megavatios. Parte son receptados en la estación San Isidro desde el sistema interconectado nacional procedente de Yacyretá. Otro tanto es producido por generación propia de la provincia mediante la presa de Uruguaí que aporta unos 120 megavatios, además de la anexión de un parque solar y varias subestaciones que funcionan a combustible. (Hay un par de empresas que producen por biomasa en Puerto Esperanza y Cerro Azul). En síntesis la funcionaria puso en valor que Misiones produce el 30% de la energía total que consume. 

No obstante las explicaciones bonitas, hay que rememorar el desperdiciado aporte que quiso hace el ingeniero obereño Eric Barney con la estrategia de miniturbinas para aprovechar los numerosos arroyos en pendiente y las cascadas que tiene la tierra colorada. Nunca sabremos que pasó con esa idea generosa que hubiera contribuido en forma local a la sustentación eléctrica de municipios en red. Siempre sospecharemos - con improbable razón - que hubo algún interesado en evitar el fracaso de un negocio más grande o no había márgenes para la tajada coimera. Ciertamente es un pensamiento malo pero la tecnología disponible dice que es posible esa realidad negada. 

¿Quién controla a la empresa EMSA? 




Un nuevo hecho de furia ocurrió en la sede ubicada en la Rotoda de Posadas, donde circunvala la Ruta Nacional 12. Escenario de emociones desbocadas. 

Antes un hombre harto de la burocracia inútil que llegó hasta allí para romper todo invadido por la furia. Ahora una mujer de la etnia gitana, según dicen los diarios, que dejó un tendal de improperios a los empleados que también actuaron con gestos insultantes, más allá de las razones o injustificaciones.

Morosidad y hurto de energía eléctrica. Nada nuevo. Una constante en esta empresa que tiene un enjambre de colgados del tendido público en barrios de la periferia de Posadas o Garupá. Todo a pesar de un programa de regularización que la empresa dispone. 




Hace poco llegó una estación transformado para ser instalada en una subestación de Garupá. Esa base eléctrica sostendrá con más corpulencia la demanda creciente de la localidad cuya expansión habitacional es constante.